En
Sueño Profético decían:
Ya
está llegando su tiempo de que por sitios grandes o chicos cundan lo que Dios
dice a un espíritu del que todavía vive su cuerpo.
Decían
varias veces estas mismas Palabras:
“El
Poder de Dios retira al que le niega su Mando, y le da preferencia al que Lo
busca y le pide Mando”.
Estas
palabras van dirigidas a los que están cerca del Elegido y van cundiendo por
todos sitios estas Palabras dichas por Dios en su Gloria.
Decían,
que cuántos pudientes, de letras de universidad y de dinero, habían visto estas
Libretas –después pasadas a los Libros que están publicados–, habían creído y
después se habían retirado. Pero Dios pone su Poder y manda a personas que sirven
para formar con estas Palabras Escándalo. Éstos tienen que ver en algunos
momentos Poder de Dios con Mando del Cielo.
Desperté,
oí:
En
este Mensaje todo era hablar del movimiento que había para cundir este
Evangelio.
Que
este Evangelio es el mismo que Dios dejó en la Tierra cuando bajó del Cielo.
Los
que están publicando estas Palabras, se pueden comparar con los primeros que
fueron a Belén a ver al Niño nacer. Éstos eran pastores.
El que
Dios trae a su Gloria para que lleve ahí Enseñanza, tiene prohibido aprender de
los libros de academia.
Porque
así se ve Poder de Dios, en que la Sabiduría no necesita letras.
No las
necesita porque Dios en el pensar del Elegido actúa y Mando da.
Con
sabiduría de Tierra, también puede Dios elegir y dar Mando. Pero da más que
pensar que es milagro cuando en la sabiduría de la Tierra eres párvulo.
Que
pronto salgan gran cantidad de Libros.
Porque
cuando dicen que hay muchos Libros, es cuando piensan que Esto es Verdad y que
no es de la Tierra.
El
sueño tardaba, y el oír el gran “Respirar” no se acababa.
Cuando
se acabó el Sueño se oían estas Palabras:
“Defensores
de la Palabra de Dios, el Elegido necesita”.
“No
son para él, son para que Dios no sufra”.
El
pensar de éstos, que sea contento, diciendo: “Yo a Dios le estoy Mando pidiendo”.
“Porque
sin su Mando, yo vivo en fracaso”.
***
Libro 55 - Investigaciones a la Verdad - Tomo IX - C6